jueves, 30 de septiembre de 2010

Indulgencias vaticanas

 
Reverenciado y Temido Alto Ecónomo:

Solicito tu autorización para iniciar el proceso de eliminación de la unidad de carbono responsable de las finanzas de nuestra sucursal de El Vaticano.

Concedo que Ettore Gotti Tedeschi, presidente del Instituto para las Obras Religiosas, nos ha servido muy bien en el pasado, no en vano los medios italianos lo denominan “el banquero de Dios”. Tanto sus conexiones con el Opus Dei, como su habilidad para corromper a la clase política y la judicatura lo convertían en un colaborador intachable, uno de nuestros mejores colectores del flujo dinerario italiano hacia los paraísos fiscales. Hasta la fecha, siempre se había mostrado discreto, hasta el punto de que su nombramiento el año pasado se interpretó como un intento de reorganizar y asear las finanzas vaticanas por algunos incautos. Siempre se había mostrado diligente en efectuar cuantas operaciones de blanqueo de capitales se le encomendaban, sin robar para sí mismo más que lo establecido.

Sin embargo, como tan a menudo sucede con estas atolondradas criaturas, el exceso de confianza lo ha conducido a extralimitarse y en este momento está siendo investigado por la Fiscalía de Roma por incautarse 23 millones de euros. Por supuesto, ya hemos puesto en marcha la habitual operativa: por un lado, la Santa Sede ha manifestado su “perplejidad y asombro” y ha hecho una defensa cerrada de la honorabilidad de nuestra hechura siguiendo nuestras indicaciones; por otro, se ha manifestado que los datos referidos a la operación pueden consultarse en el Banco de Italia (naturalmente, omitiendo que se trata de una situación telemática que no hemos podido evitar).

No quiero resultar alarmista, pero ni las ingentes cantidades de dinero que hemos repartido ni la comprobada fidelidad del bufón que situamos en la presidencia italiana nos garantizan esta vez la impunidad. Nuestros empleados han realizado demasiadas operaciones chapuceras durante los últimos años y El Enemigo está sobre aviso. No tengo que recordarte que el año pasado Gianluigi Nuzzi organizó un gran escándalo con su libro “Vaticano S.A.”, donde revelaba que llevamos años lavando dinero de la mafia y abriendo cuentas secretas a nombre de políticos como Giulio Andreotti, banqueros, jueces y empresarios.

Ya sé que estas criaturas terráqueas son débiles mentales generalmente incapaces de hilar tramas complejas. Pero imagina lo que podría pasar si empezaran a conectar todo esto con el caso de la quiebra fraudulenta del Banco Ambrosiano, relacionado también con el mismo Instituto para las Obras Religiosas presidido entonces por el arzobispo Paul Marcinckus. En su día conseguimos que no se diera mucha publicidad al hecho de que no se le pudo juzgar exclusivamente por su pasaporte vaticano, pero me temo que no engañamos a nadie. Recuerda que tuvimos que mandar asesinar a toda prisa al presidente del Banco Ambrosiano y miembro del P2, Roberto Calvi y al financiero mafioso Michele Sidona para que no hablaran. No necesito insistir en que ya fue muy grave tener que echar mano de este último sujeto, que no era de nuestro círculo, para que asesinara a su vez al inspector del Banco de Italia que lo investigaba, Giorgio Ambrosoli. Y es que una improvisación lleva a otra… Es lo que siempre tengo que grabar a sangre y fuego en las voluntades de nuestros archidiablos: no se puede confiar en estas criaturas tan endebles, faltas de juicio y de determinación tan poco firme. Hay que estar constantemente controlando el flujo de maldad para que éste no se detenga.

La Iglesia es desde la Noche de los Tiempos nuestro mejor colaborador en la colecta de almas para Nuestro Señor Satán. ¿En quién confiar si no para propalar el miedo, el odio y la intolerancia de forma consistente? Es necesario por tanto que sigamos protegiéndola como hasta ahora, sea al precio que sea. Aunque la verdad es que últimamente lo ponen muy difícil. Incluso han aparecido ya informaciones que se preguntan el motivo de que el sujeto elegido por el Papa-Títere para poner orden (¿?) en los Legionarios de Cristo sea precisamente un experto financiero; la incoherencia resulta evidente hasta para estos animalillos pseudo-racionales. Es por ello que te pido humildemente en esta ocasión la máxima dureza.

Quedo a la espera de tus instrucciones.

Servilmente,

Tu arrastrado servidor.


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Más sobre paraísos fiscales y blanqueo de capitales en mis blogs:




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Nota.- Si le ha gustado, le agradecería que hiciera un donativo a los que más lo necesitan, que no son los bancos:

2 comentarios:

  1. Buenas tardes perplejo Luis:
    Dado que mi desconocimiento de toda la trama vaticana es amplio, mis felicitaciones por el articulo no serian del todo sinceras. Ahora bien, el ultimo parrafo es espectacular. Ojala escribas en medio abierto, pero duranos, que necesitamos de estas fuentes para poder pensar un poco por nosotros mismos.
    Disculpa, disculpen la falta de tildes que se debe a un teclado guiri.
    Rosarisa

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  2. Muchas gracias por el comentario, Rosarisa. Como hago esto gratis, te quedo muy reconocido por la remuneración emocional.

    ¿Luis? Te confundes (a no ser que sea un guiño a C.S. Lewis, una inspiración para mí).

    En cuanto a lo de escribir en un medio más masivo, lo estoy intentando, pero es francamente difícil cuando las opiniones de uno están tan enfrentadas a las de los servidores del capital. Aún así, muy de vez en cuando (y por supuesto, también gratis), consigo algo. La semana pasada, sin ir más lejos, me publicaron en Cinco Días:

    http://www.cincodias.com/articulo/opinion/Paraisos-fiscales/20101005cdscdiopi_7/cdsopi/

    No está del todo bien editado y me han adscrito a una compañía para la que hace más de dos años que no trabajo, pero en fin... Al menos lo esencial del argumento se entiende (creo).

    Lo de durar... Pues no sé. Soy esencialmente perezoso (ni imaginas cuánto) y me cuesta mucho distraer horas para esto. Pero por otra parte me embarga una cierta indignación ciudadana ante la masiva desinformación económica con la que se anestesia a la ciudadanía. Supongo que me terminaré cansando por la inutilidad del esfuerzo. Qué sé yo...

    Ánimo en Guirilandia.

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